martes, 6 de octubre de 2009



Quiero besar tus senos,
acariciar el infinito goce de tu piel,
acercar mí mejilla
y aterciopelarla con la blandura
dureza de tus pezones.

Amarlos como se ama un niño,
con una suave caricia,
mano temblorosa y debil
ante tanta pasión y desbordada locura.

Rozarlos apenas con mis dedos,
besarlos con mis labios encarnecidos
ansiosos del manjar eterno,
maná milenario de leche pasional y materna.

Quiero besar tus senos,
que evaluen mis labios,
y sentir el pulsar de tú vida,
calor que insufla la mia.

Quiero besar tus senos
y al borde del precipicio de tú gozo
sentir el aguijon del palpito
de tú cuerpo desfogado,
abrir tus entrañas
para amarte entre caricias,
mi lengua que se niega a olvidar
la savia de tus labios,
quiere perderse en un nuevo amanecer
de flores y caricias,
de incienso añejo de otoño,
de sabanas mojadas,
de besos de capilla.

Quiero besar tus senos
y erguirlos en permanente batalla.

RJ

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